El misterioso sistema endocannabinoide es omnipresente en el cuerpo humano y ha permanecido a lo largo de los siglos en nuestro ADN
A lo largo de la historia
Un nuevo campo por investigar
En el año 1960, el profesor de química israelí Raphael Mechoulam se encontraba en el laboratorio del Departamento de Productos Naturales de la Universidad Hebrea de Jerusalén cuando logró aislar, determinar su estructura y sintetizar la molécula cannabinoide de Tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente activo de la cannabis sativa. Al cabo de unos meses, hizo lo mismo con la molécula de Cannabidiol (CBD).
Con el avance de sus investigaciones, Mechoulam abrió la puerta a un terreno aún desconocido y, sobre todo, controversial para el mundo de la medicina y la opinión pública en general. El israelí descubrió que este compuesto orgánico tiene una asombrosa capacidad de conectarse con todas las células del cuerpo humano. Así, se logró descifrar cómo es el mecanismo que los cannabinoides siguen en el cuerpo humano. Estas moléculas actúan como llaves sobre ciertos receptores celulares del organismo, llamados CB1 y CB2, logrando introducirse y conectarse con nuestros diferentes sistemas trabajando como mensajeros químicos. Los resultados finales de los estudios sirvieron como base para una pregunta aún más enigmática: ¿por qué existe un receptor específico en el cuerpo humano para este tipo de moléculas?
Mejorando la calidad de vida
Un prometedor futuro
La marihuana ha estado en la historia de nuestra especie a lo largo del tiempo y esconde mucho más que un simple uso recreativo. Esta especial conexión entre compuestos químicos de planta y hombre, su importancia para la comprensión de nuestro sistema endocannabinoide y los beneficios para la salud pública que puede brindar hacen del cannabis un recurso natural único y más que interesante.