Después de años de estudio, la comunidad científica reveló que las madres producen cannabinoides y los trasmiten durante la lactancia, proporcionando así un elemento vital para el desarrollo del recién nacido y cumpliendo un rol clave entre la comunicación del bebé con su progenitora
Hace ya algunos años que se conoce sobre el sistema endocannabinoide del cuerpo humano. Este es un complejo conjunto de proteínas que se encargan de distintas funciones de nuestro ciclo de vida. Este sistema está compuesto por varios receptores de estructura muy similar a los cannabinoides THC y CBD, presentes en la planta de marihuana. Las membranas celulares del cuerpo incluyen naturalmente estos receptores, que al entrar en contacto con los del cannabis producen ciertos efectos sobre nuestro sistema.
Probablemente, la leche materna sea el primer líquido que ingerimos desde que respiramos nuestros primeros instantes de vida. La mayoría de bebés no rechaza la leche materna, por el contrario, hay un amplio porcentaje que genera cierta adicción a ella. Además, esta sustancia es el primer antibiótico que nos es suministrado, pues contiene anticuerpos que la madre fabrica para el bebé. Si no fuera por la leche materna, un recién nacido podría morir fácilmente por infección o inanición. Este tipo de líquido nueromodulatorio es primordial para fomentar un vínculo profundamente estrecho entre recién nacido y madre, ya que estimula el sentido de seguridad y protección del menor.
Lo que dice la ciencia
A mediados de 2012, profesionales del campo científico, medicinal y de investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalén encontraron que, entre sus vastos componentes, la leche materna alberga moléculas cannabinoides de composición y estructura bastante similar a las de la planta de marihuana. Según este estudio publicado en la revista New Sciencist, se comprobó que los cannabinoides son los principales actores en las primeras funciones alimenticias del cuerpo, hecho que resulta de vital importancia para la existencia y permanencia de la raza humana.
El doctor Jhon Jairo Gómez, especialista en neonatología del Centro Médico Imbanaco, declaró lo siguiente: “Los estudios han demostrado que los niños que son amamantados tienen menor riesgo de padecer enfermedades infecciosas, alergias o anemias, es decir un mejor desarrollo, físico y mental”. Asimismo, el experto enfatizó en la relación de estos cannabinoides del cuerpo humano con los del cannabis: “Es la misma sustancia que contiene la marihuana, que en el caso de la leche materna, activa el sistema endocannabinoide y lo que hace es estimular una serie de receptores en el cerebro y en el apetito del bebé”, dijo.
Cómo se realizaron las investigaciones
El estudio se dividió en dos etapas. Para la primera se usaron ratones recién nacidos, a los que se les inyectó una solución química que desactivó todos los receptores neuronales que se relacionan con los cannabinoides. A las pocas horas, ninguno de los roedores quiso alimentarse de la madre. Luego de siete días, la mayor parte de las crías murieron, y los que lograron sobrevivir sufrieron problemas de retardo o enfermedades más complejas durante su etapa de desarrollo.
Por otro lado, en el segundo estudio se utilizaron a los ratones sobrevivientes de la primera fase de la investigación. A estos se les introdujo en el sistema THC, el principal cannabinoide psicoactivo de la planta de marihuana. La dosis suministrada fue controlada para que pueda revertir el efecto de bloqueo que tuvieron los receptores cerebrales de cannabinoides en la primera etapa. El resultado: los roedores corrieron disparados a amamantarse de su madre.
Las conclusiones del estudio
Con los resultados obtenidos, los científicos expusieron sus conclusiones, entre las cuáles destacaron que, de no ser por los cannabinoides, los niños recién nacidos no tendrían apetito alguno, y que, en todo caso, no tendrían idea de cómo alimentarse, lo que resultaría en un severo cuadro de desnutrición o, peor aún, en la muerte del recién nacido. De igual manera, se demostró que los bebés que son amamantados de forma natural reciben dosis de cannabinoides que ayudan al crecimiento y desarrollo físico y neurológico.
Durante el proceso de investigación, los médicos detectaron que, en la veinteava semana de gestación, el cerebro del feto ya contiene tres cannabinoides: la anandamina, el glicerol-2-araquidonoil y la palmitoiletanolamida. En el caso del primer componente, es curioso que el nombre asignado derive de la palabra “ananda”, que significa bienestar interior.
La anandamina se produce, en un principio, en niveles bajos, y va aumentando con el paso del tiempo y el crecimiento y desarrollo de nuestro cerebro para detenerse al alcanzar un nivel específico para cada ser humano. Por su parte, el glicerol-2-araquidonoil aparece en altas cantidades durante la etapa prenatal, y va desapareciendo conforme el cerebro se va desarrollando hasta llegar a su formación final. Por último, la palmitoiletanolamida es beneficiosa para combatir los dolores de la inflamación, ya que posee una composición anti-inflamatoria. Los médicos comprobaron que los adultos mayores que padecen de dolor crónico carecen de PEA, como también se le conoce a la pamitoitenolamida.
Estos tres cannabinoides se conectan con los receptores CB1 y CB2 del cuerpo humano. En el caso del feto, lo protege contra infecciones, alergias y anemia. Además, evita que sufra de diabetes, meningitis, linfoma y leucemia. De igual manera, suministra un gran aporte en el crecimiento del sistema nervioso central y el coeficiente intelectual. Por si fuera poco, en la madre tiene un efecto anticancerígeno, ginecológico y contra la osteoporosis. Del mismo modo, las vuelve menos propensa a sufrir síntomas premenopáusicos y los dolores de la gestación.