El cannabis medicinal y sus derivados sostienen hoy la salud de miles de personas. Las propiedades de esta planta proveen un abanico de posibilidades para un gran número de enfermedades. Algunos de estos males, no han encontrado solución en la medicina tradicional, por lo que la marihuana es la única solución para su salud.
Pía nació el 19 de enero de 2015. Tiene cinco años y sufre del síndrome de West, un mal que ocasiona crisis de epilepsia y retardo en el desarrollo psicomotriz de quien la padece. Esta enfermedad, a diferencia de la mayoría de trastornos, no posee (con la medicina tradicional) un tratamiento fijo a largo plazo, sino que este va cambiando a lo largo del tiempo. Además de un alto costo, este factor ocasiona la incertidumbre del paciente y su familia, pues un tratamiento puede volverse inútil a los meses de haberlo empezado, por lo que las crisis y molestias aparecerán esporádicamente.
Después de años medicando a su hija con 18 medicinas diarias e intentando tratarla en diferentes centros hospitalarios y de agotar todas las opciones que los “médicos” le daban. Carol, la madre de Pía, estaba agotada. Se sentía defraudada, deprimida y frustrada por cada día que era testigo del sufrimiento de Pía.
Iván, esposo de Carol, cansado y con el corazón destruido por ver a su mujer y su hija tan mal física y psicológicamente, buscó en internet más sobre tratamientos la enfermedad de Pía. Así se topó con el cannabis medicinal y, luego de convencer a Carol y hacerla dejar sus prejuicios, empezaron la búsqueda del aceite de marihuana.
Así, el primer acercamiento de Pía y el cannabis medicinal fue el famoso Vital Green. A pesar del alto costo que significaba, toda la familia asumía los gastos para poder medicar a la pequeña. Sin embargo, con esta medicina, Pía necesitaba de 48 gotas diarias, lo que hacía aún más difícil el acceso al tratamiento por motivos económicos. “Hubo un avance en Pía, pero no el que se esperaba”, dice Carol.
La suegra de Carol, testigo de las peripecias de la familia, buscó en la red otras opciones y así llegó a encontrar un día a la fundación Mamá Cultiva Chile. Rápida y sorpresivamente, sin miramientos, le dijo a Carol: “tú y Pía se van a Chile”.
Madre e hija viajaron al país de la estrella solitaria y se pusieron en contacto con la asociación. “Me enseñaron mucho: las propiedades del cannabis, la historia de esta planta y la salud humana, cómo se hacen los derivados, etc. Pero, eso sí, me dejaron claro que ellos NO regalaban el aceite”.
“En Mamá Cultiva Chile me dieron el contacto de la asociación tanto de Lima como de Arequipa. Al principio, me dijeron que debía pagar S/ 350 por motivo de ingreso, un polo y una botella de aceite de 10ml”, recuerda (no tan gratamente) Carol.
Luego del pago, Carol se unió a la asociación Mamá Cultiva Perú, y empezó el tratamiento de Pía con sus aceites. Al principio, Carol ofrecía su casa para las reuniones e, incluso, proporcionaba algunos bocaditos y piqueos para aminorar el hambre. No obstante, con el tiempo, la experiencia y un mayor conocimiento, Carol se dio cuenta que la calidad del aceite que recibía nunca fue de la calidad requerida, ya que los efectos positivos en Pía eran mínimos o nulos.
Así, y tras frustrados intentos por seguir mejorando la salud de su pequeña, fue Jessica Ortega quien le recomendó a Carol que se pusiera en contacto con la Asociación 420 Green Cure Pacientes Cannábicos. El doctor Edgar Urbina, quien colabora con la asociación, evaluó el caso de Pía y decidió que ella siga el tratamiento con aceite de Dinamed CBD Plus una cepa alta en CBD del banco de semillas Dinafem, proveniente del cultivo propio que tiene la institución para sus asociados.
Pia respondió muy rápido al tratamiento, reduciendo a más de la mitad la cantidad de convulsiones en solo una semana. Sin embargo, para una madre en una situación como la de Carol, la mitad, no es suficiente. Entonces conversó con Armando Perez, cultivador de la asociación, para poder darle una cepa alternativa y ver si se podía conseguir aún más alivio de alguna u otra forma. A Pía ya se le estaba suministrando CBD, por lo que la única alternativa era el THC.
Es más que relevante comentar que, tratándose de una menor de edad, aquí es donde empieza el dilema, ya que pasa a convertirse en un tema legal y ético, además del estigma que domina la moral. Armando Perez comentó con Carol que tiempo atrás fue invitado a una conferencia en Paraguay y conoció a Caren, usuaria de cannabis medicinal con epilepsia refractaria que solo se trata con alto THC porque el CBD no le surtía ningún efecto.
Es difícil estar en los zapatos de otra persona, para poder comprender los riesgos que tomaría por dar una mejor calidad de vida a sus hijos. Carol decidió tomar el riesgo de probar una variedad del cultivo asociativo de nombre LSD del banco de semillas Barney’s Farm, variedad con nada más y nada menos que 22 % de THC. Finalmente, esta cepa redujo casi por completo las crisis de Pía. Un solución cuyo tan riesgoso proceso traía una luz de esperanza a la vida de la pequeña.
“El caso de Pía es absolutamente particular e interesante. La mayoría de niños que nacen con su enfermedad no pasan del mes de nacidos, muchas veces, ni el día”, dice el Dr. Urbina. “Ese tipo de síndromes ocasionan muchas convulsiones, entre 20 hasta 50 por día, y cada convulsión causa un daño cognitivo en el paciente, pues el cerebro no recibe oxígeno y las consecuencias van desde el deterioro de este órgano, hasta la muerte”, declara el especialista.
A diferencia de los aceites de otras asociaciones, el aceite de la Asociación 420 Green Cure Pacientes Cannábicos tomaba solo segundos para hacer efectos. Carol no encontraba palabras para agradecerle la ayuda, ya que, además de ver la respuesta de Pía, con este aceite requería una menor dosificación.
Bajo el tratamiento con el aceite de la Asociación 420 Green Cure Pacientes Cannábicos, al poco tiempo Pía pudo ir a un centro educativo para niños con habilidades especiales. Allí, Pía ha encontrado, además de amigos, profesoras que diariamente dedican su vida al cuidado y la educación de estos pequeños, labor mucho más difícil que enseñar en un sistema habitual. Carol dice que, a través de la conexión madre-hija, siente la felicidad de Pía estando en el colegio.
Al ver más casos como el de su hija, Carol no duda en comentarles sobre el caso de Pía y su éxito a través del cannabis medicinal a otras madres. Sin embargo, la mayoría de veces, recibe miradas reprobatorias o una respuesta (que ella sabe) por compromiso. “Hay demasiado estigma y prejuicios, todavía. La gente tiene miedo, pero es por su ignorancia. Te lo digo porque yo también he sido ignorante”, me dice con la voz entrecortada.
La salud de Pía está estable actualmente, pero la meta final de Carol es que Pía camine. “Quiero ver a mi hija independizarse como ser humano”, declara. Asimismo, me comenta que con anteriores aceites Pía no tenía expectativa de vida pero eso ahora es parte del pasado. “Hoy en día, el sistema metabólico de Pía se viene desarrollando muy bien, según los mismos doctores. ¡Qué irónica puede ser la vida a veces!”
“Estoy muy agradecida con Armando y con Jannet Milla, fundadores de la Asociación 420 Green Cure Pacientes Cannábicos. Pienso seguir tratando a Pía con el aceite de la asociación, no solo por el producto medicinal, sino por el trato cordial y la empatía del equipo humano”, expresa Carol.
El Dr. Urbina, además, concluye: “Sin el cannabis medicinal, lo más probable es que Pía no estuviera viva. La composición de la planta de marihuana estimula la cognición, cosa que no hace ninguna medicina tradicional”.
Antes de terminar la conversación, Carol me pidió que publique unas palabras que ella tiene para el Estado. A continuación, cumplo con mi compromiso:
“Pía necesita un aceite de cannabis que no puede tener menos de 1 % de THC. Ahora, la famosa DIGEMID me está vendiendo un aceite que no le va a hacer efecto, o tendría que darle 12 gotas que tal vez no funcionen. Como Estado, NO ME ESTÁS CUBRIENDO LA NECESIDAD. Ministerio de Salud, así me regales el aceite, NO LO QUIERO, SIMPLEMENTE PORQUE NO ME SIRVE. Si siguen cerrando la puerta a nuevas investigaciones, teniendo todas las herramientas para continuar estudiando el cannabis, ¿cómo pretenden mejorar la salud pública? Teniendo 3 años con un tratamiento positivo, no necesito que me digan qué o cómo debe tomar mi hija, lo que necesito es que trabajen.”