El consumo de marihuana y la donación de órganos han sido temas históricamente esquivos. No obstante, el avance de la ciencia hoy permite derribar algunos mitos que se apoderaron por década del imaginario colectivo
Durante muchas décadas, la mayoría de los profesionales de la salud rechazaban tajantemente el consumo de drogas. Aunque, si bien es cierto que la marihuana —por ser la sustancia ilícita más consumida del mundo— era la menos criticada, difícilmente algún médico solía retirarla de esta lista.
El tema se complicaba más aún si la persona se veía involucrada en una situación de donación de órganos. En esos casos, a lo largo de los años, centros hospitalarios y doctores exigían a los pacientes no consumir ningún psicoactivo, incluyendo el cannabis. De no hacerlo, el cirujano rechazaría categóricamente realizar la operación.
Aunque hoy en día esta dinámica se sigue manteniendo en casi todo el planeta, existen especialistas que han tomado el toro por las astas y, luego de una ardua investigación, comentan que no todo lo que se dice es científicamente cierto.
¿Qué tanto influye el consumo de cannabis en un proceso de trasplante?
A pesar de que el consumo de marihuana no está prohibido y de que no deberían existir directrices sobre cómo tratar a los usuarios cannábicos, ciertos estigmas pueden frustar el proceso de trasplante de un paciente. El consumo de alcohol, tabaco o estupefacientes afecta, definitivamente, a la hora de aplicar para un trasplante de órgano. Distintos expertos han declarado que “(…) lo que se busca es el cuerpo más saludable. Esa persona es el mejor candidato”.
Discriminación que mata
Cada año, millones de personas de todos los países del mundo solicitan a sus diferentes entidades gubernamentales ser incluídos en las listas de candidatos a trasplantes de órganos. No hay que ser muy diestro con las matemáticas para darse cuenta que, como la cantidad de órganos listos para ser trasplantados es ampliamente menor a la de candidatos, se hace imposible abastecer a todos los pacientes. Como consecuencia, miles de enfermos mueren en la espera del órgano solicitado. Esta problemática encuentra una dificultad aún más interesante: cuando, en proceso de acceder a órgano para un transplante, el paciente declara ser consumidor de marihuana, el trámite se detiene y la persona es automáticamente descartada del mismo.
Es el caso de Riley Hancey, un joven estadounidense de 19 años que, luego de dar positivo para THC en una prueba, fue quitado de la lista de espera para trasplante de pulmón. A las cinco semanas, Riley murió pocas semanas después de una grave infección. “No podemos realizarte el trasplante por haber consumido cannabis. Vas a morir, pon tus asuntos en orden” le dijo la doctora a Riley según cuenta Mark Hancey, padre del fallecido.
Los beneficios del THC en una situación de trasplante
Contrariamente a lo que se piensa, según un estudio que la Universidad de California realizó en 2015, el THC puede ayudar en el proceso de rechazo de un órgano trasplantado. Así lo confirmaron los científicos luego de un experimentos con ratones de laboratorio. Los roedores fueron divididos en dos grupos y se les hizo un trasplante de piel erróneo intencionalmente. Unos fueron tratados con THC y otros con placebo; al cabo de un tiempo, se comprobó que el primer grupo, gracias al cannabinoide CBD1, retrasó el proceso de rechazo.
Al margen de estos últimos descubrimientos, los especialistas han declarado que, si bien el experimento ha obtenido resultados positivos, todavía se deben realizar las pruebas correspondientes en humanos pero “estamos muy cerca de confirmar esta teoría”.