Ante la inminente ola verde de legalización en todo el mundo, Colombia se encuentra dirigiendo sus esfuerzos a la raíz de la industria del cannabis medicinal: la semilla. De igual manera, en los próximos años, el país cafetero espera expandir su catálogo de variedades de la planta
A medida que la política de legalización del cannabis se va expandiendo por diferentes países del globo terráqueo, la demanda y necesidades de los distintos proveedores de marihuana precisan cada vez de mejores y más estudiadas variedades. Lo mismo sucede con las compañías en el rubro de la genética, que necesitan de bases bien establecidas para poder desempeñar su trabajo óptimamente. Las antiguas cepas originales hoy en día se han cruzado para crear una amplia gama de nuevas semillas, sin embargo, la ilegalidad del cannabis ha confinado a que las empresas en el rubro de la marihuana empresarial se abastezcan de variedades genéticas de países como Canadá, Israel, España o Bulgaria. En Estados Unidos, California, Colorado, Oregón, Alaska y Washington —con la legalización de la marihuana en sus territorios— ofrecen semillas con algunas de las variedades más populares y también exóticas.
La industria genética del cannabis funciona abiertamente en Canadá, Jamaica y Colombia. No obstante, la nación colombiana —a diferencia de Canadá y Jamaica— es la única en el mundo que provee de certificados fitosanitarios sus semillas de cannabis. Debido a esto, las autoridades y empresarios de la industria de la marihuana están tomando cartas en el asunto, buscando promover un nuevo sector de la economía e investigando en cómo mejorar su implementación y desarrollo en todo el país.
Ampliando el paisaje de la industria
Actualmente, existen 126 empresas en el país con licencia para producción de cannabis. De estas, solo 16 cuentan con el permiso de producir semillas, permiso que también les permite registrar 10 lotes de genética a la vez para futuras pruebas. Pero existe una excepción a la regla: Pideka SAS. Esta es una compañía colombiana que cuenta con licencia para desarrollar cultivo en interiores. Este método hará que el proceso de producción se acelere significativamente y, en consecuencia, aumente la diversidad genética y los estudios en esta. Pideka tiene su fábrica y depósitos en un parque industrial al norte de Bogotá, y trabajan bajo estándares como los EU-GMP y GPP, obligatorios para comercializar y trabajar con los mercados canadiense y europeo. La compañía puede producir hasta 3 millones de semillas cada trimestre, lo que le otorga algunos de los mejores márgenes en la industria para los inversores.
“Todas las empresas que desean producir cannabis medicinal deben ser aprobados por tres ministerios: Justicia, Agricultura y Salud. Cada uno de ellos da su propia aprobación para iniciar la producción de cannabis. El Ministerio de Agricultura, a través de la Organización Nacional de Protección Fitosanitaria (ONPF), exige a las compañías de cannabis que demuestren sus conocimientos y prueben su genética mediante experimentación biológica e información técnica, antes de que se les permita producir comercialmente sus cultivos de cannabis. Una vez que cumplan con estos requisitos, las compañías de cannabis pueden producir en masa y comercializar sus semillas en el mercado local y pueden solicitar la certificación fitosanitaria, como el documento legal aceptado para las negociaciones comerciales entre países”, declaró Javier García, Director Técnico de Procedimientos Agronómicos Globales de Pideka SAS.
Asimismo, el colaborador de Pideka SAS también recalcó: “Pideka es el primer productor con licencia en interiores en Colombia que cultiva y procesa cannabis con los mismos estándares que Canadá. Colombia será el banco de semillas genéticas para el mundo, ya que tenemos los más altos estándares de calidad para semillas a nivel mundial con certificados fitosanitarios”
Tierra fértil: ¿bendición o maldición?
Históricamente, Colombia ha sido catalogada como uno de los países con mayores y exigentes estándares de calidad para el mercado de la agricultura. Incluso, en algunos casos, nuestro vecino amazónico posee los más altos de todo el mundo. Por ende, todas las semillas deben contar con certificado fitosanitario con valor a nivel mundial, desde vegetales y hortalizas, hasta flores y cannabis. Sin embargo, en Colombia, la mayoría de productores de semillas o flores de cannabis realiza su cultivo en exteriores, por lo que los entes estatales e internacionales exigen pruebas certificadas acerca de la calidad de cada variedad de semilla o flor antes de que el producto sea lanzado al mercado.
Durante muchos años, cultivadores y estudiosos del cannabis se han movilizado por innumerables partes del mundo para recolectar y cruzar genes de distintas variedades de semillas. Con las nuevas reglas del juego, muchas de estas variedades pasaron a introducirse en el mercado legal. Curiosamente, estas personas o compañías se han visto seducidas —y cuando no, casi extorsionadas— por los grandes gigantes de la industria del cannabis para incorporarlos a sus filas o comprar la totalidad de sus empresas. Canopy Growth, por ejemplo, recientemente ha adquirido a importantes nombres en el negocio como Green House Seeds, DNA Genetics o House of the Great Gardner, y tienen en la mira a otros más.
La industria de las semillas de cannabis ha sido largamente catalogada como uno de los negocios más lucrativos, pero involucra un alto riesgo legal que ha llevado a algunos de los principales distribuidores de la industria a enfrentarse a fuertes procesos judiciales. Ahora que la legalización mundial está cada vez más cerca, esta una oportunidad para que quienes lideran estos negocios encuentren la luz del libre mercado y los beneficios de una industrialización inclusiva y justa.